marcos ponce me hace saber que una cosecha de oliva le da trabajo a muchísma mas gente que una minera, sin producir el inevitable daño de la extracción.
le comento de mis sospechas de cierta hipocresía porteña en levantar las
banderas del preservacionismo, desde sus comodidades urbanas en lo que
es esa llanura inundable mas modificada y antropizada del continente,
llamada buenos aires.
hablamos tratando de desasnarme respecto al real daño, y si no hay una manera de activar la industria minera a favor de las economías locales, de las posibilidades de actividades y dinámicas a escala, allí, en la rioja.
pero por algo las reacciones. evidentemente, la resistencia local es un dato inobjetable.
me cuenta que son 2 mujeres, por turnos, en el frió de la montaña, las encargadas de evitar que las mineras operen allí en famatina.
y algo evidente impide el consenso a las actividades mineras.
días después, otra minera es expulsada de la rioja.
http://www.lanacion.com.ar/1842439-por-la-presion-de-los-pobladores-otra-minera-debera-irse-de-famatina
quienes pulsan?
los pobladores, con la mediación de la iglesia; las empresas, que quizas son el caballo de troya de otras empresas.el gobierno?
no hay licencia social.
no hay extracción minera.
la licencia social, un nueva construcción por encima de la legalidad.
mas legítima, como expresión del territorio.
de los habitantes del territorio.
las nuevas legalidades que propone la legitimidad.
se corren los paradigmas.
en eso pensamos en el Taller Nación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario