(Reflexiones crepusculares del Taller Nación modo verano)
Nuestro país, luego de
elecciones democráticas, se encuentra bajo una nueva gestión y administración
de sus políticas y destinos públicos.
Muy a pesar del pulso que
puede sentirse en medios y redes sociales, donde todo se ve como dos países,
según el color político de quien emite información, de quien dejó la gestión y
quien la asume, y de sus seguidores de distintos alcances de profundidad, interés
y preparación, el país sigue siendo el mismo y único, la Argentina.
Si bien las políticas a
instrumentar, definen de modo muy diferente el modo y el objeto detrás de cómo
abordar prioridades y problemas, el país es ese mismo único.
Y las discusiones sobre
esas políticas debieran evaluarse desde ese país, y no desde las ópticas políticas,
porque sino, no habrá forma de dirimir o llegar a acuerdos en beneficios de los
mas posibles (no era eso la política?) y siempre coexistirán dos miradas, dos
discursos y sus relatos, que como paralelas nunca se tocarán, implementándose
solo la de quien circunstancialmente llegue al poder.
Y el péndulo seguirá
viajando de un extremo a otro.
Sin autocrítica, sin
validación de éxitos, sin reconocimiento de virtudes propias y ajenas, no hay
construcción que acumula valor, sino una infantil creencia de que siempre es
mejor el borrón y la cuenta nueva.
Nación adolescente
Vayamos a un ejemplo
concreto y puntual:
El nuevo ministro de
cultura, asume, y entre sus primeras medidas que repercuten en lo publico, deja
sin trabajo a algo así como 700 empleados del centro cultural kirchner.
La foto en los medios, es
el ministro solo, en la inmensidad y la belleza de ese nuevo espacio que se ha
incorporado al patrimonio nacional (ni del kirchnerismo, ni de cambiemos: al
nacional)
Desconocemos la letra
chica de la decisión al respecto; por eso no hablaremos de la cuestión tan específica.
Pero hagamos un
ejercicio:
Que pasa si asume una gestión
nueva en la ciudad de buenos aires, y deja sin trabajo a todos los trabajadores
del teatro Colón; y de la Usina
de las artes.
Cual sería el impacto al
respecto?
Pero pensemos un poco más.
Cuantos equipamientos
como el CCK, el Colón y la Usina
tiene nuestro país?
Donde están
geográficamente dispuestos?
Cuantos empleados tienen
cada uno de ellos?
Cuales son sus virtudes y
capacidades? ( las de sus trabajadores)
Son capacidades y
virtudes que se pueden reemplazar en función de una pertenencia política?
Cuales administra la nación,
cuantas la ciudad de buenos aires? Cuantas rosario , Córdoba, santa fe?
Tienen río negro,
Catamarca, chubut, equipamientos de esta escala y valor? Debieran tenerlos?
Porque no los tienen? De donde debieran salir los fondos para que los tengan?
Es un problema de cada
provincia, o la nación define las grandes políticas al respecto?
El ministerio de cultura
de una gestión nueva, y el de salida tal vez como resumen de su propia gestión,
podría antes de supuestamente racionalizar los fondos del estado echando a unos
trabajadores, poner a disposición de la población, el mapa de dicho patrimonio
en el territorio, su presupuesto y la forma en que se distribuye, y en función
a dicho panorama, proponer reasignaciones, detectar los (seguramente los hay)
cargos políticos indeseables, estimar políticas a corto, mediano y largo plazo
respecto a lo que vendrá, que reflejarán del mejor modo el ideario de la
gestión respecto a este tema puntual en este caso.
Creemos, como nunca, que
una señal de la época que nos convoca, es intentar que las inteligencias y el
sentido común respecto a estas cosas, dado que las redes sociales abren un
panorama inédito respecto a las formas de participación, surja desde los
individuos, de las personas, de las pequeñas comunidades, siempre con las ideas
como rumbo y no los colores políticos circunstanciales.
Si hiciéramos el
ejercicio, privado, individual, de opinar respecto a políticas, a ideas, a
decisiones, a asignación de presupuestos, sin saber quien impulsa, o de donde
viene la idea, y lo hiciéramos pensando en que cada opinión es la nuestra , que
tiene la posibilidad de volverse concreta, real, y que puede transformar muchas
vidas, seguramente las opiniones serían mucho mas concientes, profundas, y
quizás alineadas detrás de valores que en el fondo, no dudamos que una gran
mayoría comparte.
Esto exige une esfuerzo,
un poco mas comprometido que el del copy paste de la inmediatez digital.
Nos debemos madurar.