viernes, 15 de enero de 2016

Nación adolescente


(Reflexiones crepusculares del Taller Nación modo verano)    

Nuestro país, luego de elecciones democráticas, se encuentra bajo una nueva gestión y administración de sus políticas y destinos públicos.
Muy a pesar del pulso que puede sentirse en medios y redes sociales, donde todo se ve como dos países, según el color político de quien emite información, de quien dejó la gestión y quien la asume, y de sus seguidores de distintos alcances de profundidad, interés y preparación, el país sigue siendo el mismo y único, la Argentina.

Si bien las políticas a instrumentar, definen de modo muy diferente el modo y el objeto detrás de cómo abordar prioridades y problemas, el país es ese mismo único.
Y las discusiones sobre esas políticas debieran evaluarse desde ese país, y no desde las ópticas políticas, porque sino, no habrá forma de dirimir o llegar a acuerdos en beneficios de los mas posibles (no era eso la política?) y siempre coexistirán dos miradas, dos discursos y sus relatos, que como paralelas nunca se tocarán, implementándose solo la de quien circunstancialmente llegue al poder.
Y el péndulo seguirá viajando de un extremo a otro.
Sin autocrítica, sin validación de éxitos, sin reconocimiento de virtudes propias y ajenas, no hay construcción que acumula valor, sino una infantil creencia de que siempre es mejor el borrón y la cuenta nueva.
Nación adolescente

Vayamos a un ejemplo concreto y puntual:

El nuevo ministro de cultura, asume, y entre sus primeras medidas que repercuten en lo publico, deja sin trabajo a algo así como 700 empleados del centro cultural kirchner.
La foto en los medios, es el ministro solo, en la inmensidad y la belleza de ese nuevo espacio que se ha incorporado al patrimonio nacional (ni del kirchnerismo, ni de cambiemos: al nacional)
Desconocemos la letra chica de la decisión al respecto; por eso no hablaremos de la cuestión tan específica.
Pero hagamos un ejercicio:
Que pasa si asume una gestión nueva en la ciudad de buenos aires, y deja sin trabajo a todos los trabajadores del teatro Colón; y de la Usina de las artes.
Cual sería el impacto al respecto?

Pero pensemos un poco más.
Cuantos equipamientos como el CCK, el Colón y la Usina tiene nuestro país?
Donde están geográficamente dispuestos?
Cuantos empleados tienen cada uno de ellos?
Cuales son sus virtudes y capacidades? ( las de sus trabajadores)
Son capacidades y virtudes que se pueden reemplazar en función de una pertenencia política?
Cuales administra la nación, cuantas la ciudad de buenos aires? Cuantas rosario , Córdoba, santa fe?
Tienen río negro, Catamarca, chubut, equipamientos de esta escala y valor? Debieran tenerlos? Porque no los tienen? De donde debieran salir los fondos para que los tengan?
Es un problema de cada provincia, o la nación define las grandes políticas al respecto?

El ministerio de cultura de una gestión nueva, y el de salida tal vez como resumen de su propia gestión, podría antes de supuestamente racionalizar los fondos del estado echando a unos trabajadores, poner a disposición de la población, el mapa de dicho patrimonio en el territorio, su presupuesto y la forma en que se distribuye, y en función a dicho panorama, proponer reasignaciones, detectar los (seguramente los hay) cargos políticos indeseables, estimar políticas a corto, mediano y largo plazo respecto a lo que vendrá, que reflejarán del mejor modo el ideario de la gestión respecto a este tema puntual en este caso.

Creemos, como nunca, que una señal de la época que nos convoca, es intentar que las inteligencias y el sentido común respecto a estas cosas, dado que las redes sociales abren un panorama inédito respecto a las formas de participación, surja desde los individuos, de las personas, de las pequeñas comunidades, siempre con las ideas como rumbo y no los colores políticos circunstanciales.

Si hiciéramos el ejercicio, privado, individual, de opinar respecto a políticas, a ideas, a decisiones, a asignación de presupuestos, sin saber quien impulsa, o de donde viene la idea, y lo hiciéramos pensando en que cada opinión es la nuestra , que tiene la posibilidad de volverse concreta, real, y que puede transformar muchas vidas, seguramente las opiniones serían mucho mas concientes, profundas, y quizás alineadas detrás de valores que en el fondo, no dudamos que una gran mayoría comparte.

Esto exige une esfuerzo, un poco mas comprometido que el del copy paste de la inmediatez digital.

Nos debemos madurar.