El Taller, acorde a entender los desplazamientos que han sufrido los paradigmas de la cultura, trabaja en determinar las nuevas referencias y herramientas que permitan operar en las nuevas dimensiones asumidas.
Desde la antiguedad a la modernidad, la arquitectura fue evolucionando en su dimensión edilicia, para dar paso a la cuestión urbana, que encuentra en la modernidad su periodo de máxima expansión con la revolución industrial como gran motor de la construcción de ciudades y desplazamiento desde lo rural a lo urbano.
Es la revolución tecnológica y digital la que unifica el mundo y lo integra, la que vuelve instantáneo y accesible cada rincón del planeta y sus recursos, y es en ese escenario que el territorio integrado necesita nuevas reglas y herramientas para administrarlo, lo que le propone a nuestra disciplina, asumir esa nueva dimensión.
Edificio y ciudad han ampliado las bibliotecas y perfeccionando las herramientas para sus desarrollos, pero el Territorio en su complejidad, obliga a integrar disciplinas e inteligencias, a operar colaborativa y complementariamente, y es allí donde aparecen nuevas referencias y saberes, indispensables para enriquecer el rol articulador y diferencial del proyecto arquitectónico.
Y mientras construimos esas herramientas, y en la búsqueda de esas nuevas referencias, es interesante encontrar en el pasado esa novedad; la historia suele ofrecer inteligencias y acciones que permiten entender que no siempre el futuro queda hacia adelante.
Francisco Pascacio Perito Moreno, Florentino Ameghino y Carlos Thays, todos nacidos a mediados del siglo 19, y de amplia trayectoria sobre los inicios del siglo 20, sean tal vez tres buenas referencias fundantes. Desde el inicio de la constitución del territorio nacional nos brindan inteligencias, estrategias y obras vigentes como nunca, que nos ayudan a construir nuevas herramientas para abordar los conflictos que el territorio integrado ya no puede resolver en la lógica de intereses, legalidad y dueños vigente.
Moreno, entre muchas
cosas, y además de ser responsable de dar argumentos para delimitar a favor de
nuestra Nación el territorio con Chile, es quien impulsa la creación del primer
Parque Nacional, el Nahuel Huapi, donde descansa, en la isla Centinela camino a
Puerto Blest. Es el que impulsa la idea
de piezas públicas naturales como reserva colectiva a escala territorial.
Ameghino, entre sus múltiples investigaciones, es quien
propone un sistema de canales de retención y no de drenaje y desague para el
problema de secas e inundaciones de la provincia de Buenos Aires. Propone
así acciones infraestructurales en la lógica legitima del soporte natural, mas
allá de la división política y la legalidad existente.
Thays, el único arquitecto de los tres, además de haber dado
forma a los parques emblemáticos de varias ciudades de la región,
estructurantes públicos de sus tejidos urbanos, es quien impulsa en origen la
industria nacional de la yerba mate a partir de sus plantaciones, y realiza el
proyecto para el segundo de los Parques Nacional en el Iguazú. Sus
espacios públicos son estructuras naturales a escala metropolitana, soporte
indispensable del crecimiento y la densificación de sus respectivas ciudades.
Son estos, entre
otros muchos, actores de la historia de nuestro territorio, que se vuelve
indispensable incorporar en nuestras bibliotecas como referencias ineludibles,
interdisciplinares, y complementarias, para la formación de un arquitecto que
pueda articular las diversas y complejas dimensiones que la época nos demanda:
entender las dimensiones y escalas del territorio integrado, nos va a permitir
pensar los problemas profundos, proponer los programas y sitios apropiados y
proyectar los edificios pertinentes.