martes, 21 de abril de 2020

ADN 2020: Encuentro en el Fin del Mundo


Cuando este texto sea publicado,  se supone que debiéramos estar abordando la primer cena en los confines del mundo, en una nueva reunión del encuentro proyectual de la red nacional ADN, integrada por varias facultades de arquitectura y urbanismo del país.
Supongo estaría por pedirse el primer brindis por concretar un viejo anhelo, el de reconstruir esa distancia simbólica entre la Quiaca y Ushuaia, los primeros dos destinos nada ingenuos elegidos por ADN, para de alguna manera establecer la real dimensión del territorio objeto a reflexionar por el programa en el tiempo.
 Fascinados por el marco extraordinario del encuentro, un clima de camaradería y entusiasmo sobrevolaría las mesas, y un frio no habitual para la mayoría pero muy querible ayudaría a unir literalmente a las delegaciones.
Hoy, estas imágenes son parte de una ficción, cercana, creíble, casi comprobable, si no fuera porque un evento absolutamente excepcional que las reales ficciones hubieran fechado 30 años en el futuro, irrumpió dramática y aun inexplicablemente en nuestras vidas, y todos los planes han volado por el aire, dejando en blanco todos los guiones, que aun los mas audaces no saben como empezar a escribir.
EL premio consuelo en el desconcierto, es que deberemos asumirnos como uno de los responsables de darle sentido y forma a ese nuevo escenario, la gran disputa de una nueva era que anticipadamente, ya empezó.
Estas líneas buscan honrar de alguna manera, todo aquello que se había concretado del encuentro, que nunca empezó, pero sí: a la ciudad de Ushuaia y su intendente Walter Vuoto, que entre su reciente asunción y el inicio de la gestión, rápidamente abrazo y apoyo la iniciativa; a la arquitecta Valeria Trotelli, alma mater de la gestión del encuentro allí, lo que incluyo barcos, micros, hospedajes, excursiones, conferencias e invitados...por nombrar solo algunos aspectos de lo que implica organizar estos encuentros y su titánico trabajo. Al CONICET, un vínculo de lujo del programa, y al CADIC, su delegación allÍ en el sur, que nos alojaría, y nos sumaria conocimientos y especialistas en el marco de las conferencias: a la arquitecta Josefina de Beauroyre y la Doctora Arquitecta Ines Moisset, nuestros nexos con la institución CONICET, en una relación que honra al Taller Nación y al programa ADN.
Y a una serie de amigos y colegas que fue fueron aportando información, contactos y entusiasmo para que todo estuviera esta semana, impecable, en nuestra primer jornada del encuentro.


Esta imagen que nos envía Valeria ayer, da cuenta del giro dramático que esta película de ciencia ficción ha producido en nuestras agendas: la hostería municipal, una de las sedes que alojaría parte de las delegaciones, convertida en hospital de campaña, a la espera de posibles picos de contagio.

La isla, aislada y en cuarentena, debe, si quiere o necesita conectarse por tierra con el resto del país, salir del país y volver a entrar, lo que de hecho implica someterse a dos protocolos nacionales probablemente diferentes ; a su de por sí ya excepcional relación vincular con la Nación, la pandemia lleva a extremos insospechados el futuro devenir de esta porción de nuestra tierra.
SI el ADN no pudo iniciar en sus términos habituales su encuentro anual, es importante recordar y reforzar la idea de que se inicia hoy, y con un nivel de compromiso absoluto, el tiempo de reflexión, estudio y entendimiento de los escenarios que se avecinan, que en la proyección del Taller y de ADN suponíamos como hipótesis de trabajo para 2050, para la época que nuestros actuales estudiantes estuvieran al frente de las decisiones de lo público, pero que dramáticamente se anticipa y nos encuentra con la guardia baja, y con herramientas a medio construir.
Cuando denominamos a esta nueva edición de ADN, Encuentro en el fin del mundo, jamás podíamos prever que no sería su dimensión geográfica lo que le daría sentido a nuestro trabajo, sino su aspecto temporal, la dimensión de época, de fin de ciclo, de salto a una nueva realidad aun difícil de abrazar. El Fin del mundo tal lo conocimos.
Aún cuando la pandemia se controlara en un breve período de tiempo, cosa que no parece probable, lo que viene queda hacia adelante, será distinto a lo que fue nuestra normalidad, y va a requerir de mucha humildad y aceptación de lo próximo, pero también de lucidez, compromiso y espíritu innovador;  en esto, la historia, y el soporte natural ofrecen cantidad de inteligencias, que debemos estar prestos a interpretar, porque en ese bagaje que dejamos olvidado en el pasado, disponemos de buena parte de las pistas para abordar el futuro.
Abril 2020