lunes, 9 de noviembre de 2015

Naciones en Formación!

Acabamos de terminar la primer mitad del Ciclo de Conferencias Abiertas del Taller Nación, donde transitamos un Atlas compuesto por 3 ámbitos de reflexión:
los Mapas que la cultura dibuja sobre el territorio, a raiz de los Pulsos de la interacción de actores e intereses, y el Sentido que finalmente carga las decisiones, organiza las vluntades, y establece el acuerdo colectivo.
Pensar entonces que ese acuerdo colectivo llamado Nación es en el Siglo XXI cosa juzgada, y que los mapas son materia fija y definida, es por lo menos, ingenuo, y en el Taller consideramos indispensable mirar esos fenómenos desde el campo de la Arquitectura, para construir inteligencias y herramientas que nos permitan a los Arquitectos, ocupar un lugar en las mesas de decisión.

Hernán Bisman recuerda en un texto que escribe hoy y pone a flotar en el mar digital, un viejo texto escrito por nosotros hace algunos años, llamado "La Delgada Línea", donde referíamos al rol de arquitecto, parado en ese punto intermedio, entre el progreso y el territorio, entre el desarrollo de "lo moderno" y lo viejo "a mejorar", entre lo formal y lo informal, entre el capital que promueve, y la mano de obra que realiza.
Esa línea, arquitectónicamente entendida acumula tristes ejemplos:  desde el mas obvio Muro de Berlín, el muro entre Palestina e Israel , los alambrados entre México y los EEUU, y tantas otras maneras de formalizar tales horrores: bloques, hormigón, alambre, palos, de 15 o de 45, lo mismo da cuando se trata de materializar la imposibilidad del libre acceso a derechos colectivos.

En estos años, hemos profundizado esa lectura, llevando la mirada de la arquitectura mas allá del hecho construído, mas al origen de la decisión, obligándonos a entender el pulso inicial que propone la división, la construcción legal que le da marco, por lo general, mas allá de la legitimidad que el propio territorio propone.

En esa lectura, el espesor de la línea se ha ido desmaterializando, y en su intangibilidad, paradojicamente, se ha vuelto mucho mas  tajante en las divisiones que produce:
las fronteras, esas líneas invisibles e infranqueables, que se han vuelto permeables a los flujos de información y comerciales, pero no a la mano de obra que los produce, producen noticias dramáticas cada día con decenas de muertos buscando atravesar ese invisble centímetro, catastrofes ambientales invaluables en el des-manejo de recursos comunes a ambos lados, con costos enormes, que los habitantes de ambos lados, pagamos por generaciones.

De cara a un acto eleccionario, que define políticas sobre el territorio, valga un pequeño ejemplo para dar dimensión:
las políticas que en la decada de 90 buscaron dar a cada provincia, potestad sobre los recursos, construyeron, entre tantas legislaciones, 24 diferentes leyes sobre el uso del agua, una por provincia; cada ambito provincial, define el uso de las cuencas, por ejemplo, sin importarle lo que ocurra a esa misma cuenca mas abajo, en la otra provincia, allí donde ese río cruza la delgada línea y lo que le ocurra a esa misma agua, será problema del "otro".

extrapolen ese pequeño pero gigantesco ejemplo, a todos los órdenes a administrar.

Mientras terminamos estas inocentes líneas, unos 10000km al noreste, un Mapa se ve pulsado, los mecanismos de representatividad empiezan a construir herramientas de validación popular, y vaya a saber, una Nación, se vuelva pronto varias Naciones, divididas por invisbles líneas construídas por el espesor de siglos de culturas y tradiciones; vendrán luego las infraestructuras y los equipamientos que formalicen la operación.

el Imperio que alguna vez definió nuestras matrices territoriales, 200 años después, aun no define las suyas.

http://www.lanacion.com.ar/1843824-cataluna-espana-independencia

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/11/09/catalunya/1447062560_615293.html


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